La actividad empresarial estadounidense experimentó un enfriamiento en abril, llegando a un mínimo de cuatro meses, según el índice PMI compuesto de S&P Global. Este indicador, que analiza tanto el sector manufacturero como el de servicios, se ubicó en 50.9, por debajo de los 52.1 del mes anterior. Una lectura por encima de 50 indica expansión en el sector privado.
La desaceleración se debe principalmente a la debilidad de la demanda, con tasas de crecimiento más lentas tanto en manufactura como en servicios. La actividad en ambos sectores alcanzó mínimos de tres y cinco meses, respectivamente. Esta caída en la demanda también se refleja en una reducción del empleo, la primera desde junio de 2020, concentrándose principalmente en el sector de servicios.
A pesar de la desaceleración general, la economía de EEUU sigue mostrando un mejor desempeño que sus contrapartes mundiales, incluso con las subidas de tipos de interés de la Reserva Federal para combatir la inflación. Los datos del primer trimestre indican un crecimiento del PIB del 2.4% anualizado.
La inflación, aunque sigue siendo un problema, muestra signos de moderación. Los precios de los insumos subieron con fuerza en abril, pero el indicador de precios de producción bajó ligeramente, lo que sugiere un posible alivio en el futuro. Los precios pagados por los insumos manufactureros experimentaron su mayor aumento en un año, mientras que los proveedores de servicios registraron uno de los menores aumentos de costos en tres años y medio.
La Reserva Federal se reúne la próxima semana y se espera que mantenga la tasa de interés en el rango actual del 5.25% al 5.50%. Aunque algunos funcionarios del banco central han sugerido que podría haber un recorte de tipos este año, los datos recientes indican que la política monetaria restrictiva aún es necesaria para controlar la inflación.
En general, la actividad empresarial de EEUU se está enfriando, pero la inflación parece estar mostrando una tendencia a la baja. La Reserva Federal seguirá vigilando de cerca los datos económicos para determinar si es necesario realizar ajustes en su política monetaria.